Ícono del paisaje carioca y visita obligada para los turistas de todo el mundo, detrás de la fascinación por el Cristo Redentor existe una apasionante historia sobre su compleja construcción. Emplazado en la ciudad de Río de janeiro, a 38 metros de altura sobre el cerro Corcovado, y con un peso de unas 1.000 toneladas, este monumental proyecto fue diseñado por el ingeniero Heitor da Costa Silva, tardando aproximadamente cinco años en construirse (1926-1931). Con un dibujo inicial de Silva, el proyecto incluyó los detalles finales del artista Carlos Oswald junto con el escultor francés Paul Landowski, encargado de modelar todos los componentes de la estatua.
Luego de varios debates entre funcionarios del gobierno de Río de Janeiro, en 1921 comenzaron a emerger las ideas para la creación del proyecto sobre el Corcovado. En el año 1923, se celebró un concurso de proyectos que fue ganado por Costa Silva. Sin embargo, la construcción del mismo no comenzó hasta 1926, después de que se recaudaran la totalidad de los fondos para el proyecto monumental, finalmente completado en octubre de 1931.
Las obras para el Cristo Redentor se caracterizaron por la presencia de contratiempos y dificultades. Ubicados a una altura promedio de más de 700 metros a partir de la cota más baja, los trabajadores se encontraron con diversos problemas logísticos debido a la reducción del área de la obra –de sólo 15 metros de diámetro- y al clima –con la presencia de descargas eléctricas durante las tormentas y altas temperaturas en el verano-. A pesar de esto, no se registraron muertes ni accidentes durante la construcción del monumento.
El complejo sitio de la obra se dividió en dos áreas: un primer sector localizado en la parte superior del cerro y un segundo en una cota ligeramente inferior, ambos conectados entre sí mediante un sistema vertical inclinado, con casi 50 metros de largo y excavado 4 metros en la roca, permaneciendo incluso después de la inauguración. En el ala inferior, que contenía la mayor superficie, se colocó un cobertizo para cortes, plegados y soldaduras (el lugar donde se preparaban las armaduras para la estatua); un almacén y depósito principal para concentrar los materiales (arena, cemento, grava y áridos); un área para que los trabajadores vivieran, con cafetería, baños y dormitorios; y un portal de acceso al Pabellón de la Chapéu do Sol, fundado en Bélgica y construido a mediados del siglo XIX (1885), que permaneció abierto hasta 1940.
En la cima se instaló el mirador (posteriormente remodelado); almacenes para los materiales requeridos en los trabajos diarios; andamios, construidos a partir de las donaciones de antiguos rieles (pertenecientes a los tranvías que se estaban retirando de la ciudad en la época); una grúa, un elevador de carga, una hormigonera y un área administrativa.
En logística, todo el material alojado en el sector inferior llegaba a la parte superior mediante una plataforma que, situada en el plano de acceso vertical inclinado, se continuaba con una escalera. Luego, los mismos se almacenaban en el depósito superior, mientras que parte del material (arena, cemento y grava) se dosificaba y mezclaba en la hormigonera. Para alcanzar los niveles más altos, se instalaron verticalmente elevadores de cangilones.
El director general de la obra fue Heitor Levy e instaló su oficina en el sector de la actual capilla, muy probablemente para poder verificar todos los detalles que se fueron planeando in situ.
Antes de la construcción del Cristo Redentor, el cerro albergaba un mirador y un pabellón llamado Chapéu de Sol. Para la construcción de este nuevo hito, el antiguo pabellón tuvo que ser reubicado en un sector más bajo. En un área irregular de 15 metros de diámetro se construyó un primer nivel estructural que sirvió de soporte para las paredes de la nueva capilla (localizada en la base hueca del Cristo) y posteriormente, mediante el completamiento y hormigonado externo, toda el área quedó nivelada. Luego, los trabajadores realizaron un segundo nivel donde se colocó la capilla, cerrada mediante una cúpula para facilitar la distribución de los esfuerzos y las cargas. Finalmente se ensambló el andamio y la grúa, elementos que requirieron de sistemas de arriostramiento para los empujes de viento. Según los registros, la ejecución constructiva fue rápida y la primera etapa estructural se completó en sólo siete meses.
Al finalizarse el esqueleto estructural, las componentes del Cristo, ejecutadas en Francia, comenzaron a ser ensambladas desde la parte superior hacia la inferior. En primer lugar se colocaron los brazos que, con 28 metros de largo entre los extremos, casi duplicaban el diámetro del pico del cerro. En este caso, el montaje interior de cada brazo se inició de abajo hacia arriba, utilizando una estructura vertical como apoyo y bloqueo para los estados de torsión debidos a las acciones del viento. Después de esta etapa, se inició el montaje de la cabeza (50 partes) y de las manos (8 partes). La cabeza era hueca y fue montada desde la parte superior hacia la inferior, mientras que las manos, macizas y de hormigón, fueron montadas con una abertura para la inyección del material.
Todos los moldes para la estatua fueron desarrollados en tamaño real con yeso por el escultor francés Paul Landowski. El mismo viajó a Brasil y las piezas fueron hormigonadas en São Gonçalo, donde también se realizaron las pruebas.
En el proceso de hormigonado, el molde se sumergió inicialmente en mortero, luego se rompió la componente de yeso y se utilizó la pieza como encofrado, recibiendo las armaduras de acero y el hormigón. Después del secado, la pieza estaba lista. Este mismo proceso se llevó a cabo en todos los componentes del Cristo.
La zona inferior de la estatua, correspondiente a las túnicas del Cristo, fue reforzada en su totalidad en acero. La misma poseía un sistema secundario donde una rejilla proyectada con mortero (arena, cemento y áridos finos) con espesores variables entre 6 y 10 centímetros, le otorgaba una mayor resistencia. Después del secado, toda la superficie externa fue modelada por los trabajadores en base a dibujos. Finalmente, fue recubierta con esteatita triangulada (pedra sabão) y limpiada mientras desmontaban la grúa.
El interior del monumento es en su mayoría hueco, donde unas escaleras metálicas permiten el ascenso a cada nivel para su mantenimiento técnico. Con 4 pilares, 12 pisos y más de una tonelada de material, el Cristo tiene su acceso en la base a una altura de 1,60 metros. Su corazón se encuentra en el octavo nivel, las manos son sólidas y en ellas, así como también en la cabeza, hay pararrayos.
Referencias bibliográficas:
O Globo. A história e o projeto do Cristo Redentor. Caderno Especial - Cristo Redentor 80 anos (2011).